Cómo ayudar a las niñas y los niños a sobrellevar la muerte desde el enfoque Montessori

Cómo ayudar a las niñas y los niños a sobrellevar la muerte desde el enfoque Montessori

Mientras se les da tanta independencia como su edad y experiencia les permita, nuestro equipo de docentes busca guiar a las niñas y a niños a través de todos los desafíos que les plantea la vida. Incluso cuando se trata de hacer frente a un tema tan complicado como la muerte, la pedagogía Montessori les proporciona un espacio seguro para poder procesar la pérdida de un ser querido.

Muchas personas que descubren tarde la educación Montessori, les puede resultar difícil lidiar con la idea de ser honestos a la hora de hablar sobre la muerte con los más pequeños, en un intento desesperado de evitar un posible sufrimiento. Pero si hay algo en lo que todas las escuelas Montessori estamos de acuerdo es que, en última instancia, es más compasivo contarles la verdad.

Nuestro punto de partida inicia siendo conscientes de que las niñas y los niños manifiestan su tristeza y su dolor de manera diferente a los adultos.

Ante la pérdida de un ser querido, un adulto tiende a pasar por un período de duelo. Este proceso es difícil de describir y pautar. Por lo general, se transitan diferentes estadios: el primero de ellos se asocia a un dolor agudo debido a la pérdida, transformándose con el paso del tiempo en un dolor sordo que termina cuando el dolor en su corazón es menos intenso.

A diferencia de los adultos, los más pequeños procesan la pérdida de otra manera. Su dolor puede ser agudo en diferentes etapas o momentos clave de su vida. Por ejemplo, para una niña de la etapa de primaria puede ser una gran experiencia de dolor, porque su madre ya no puede estar allí con ella. Pero, también podría probar una emoción de profunda tristeza cuando ella sea madre, pensando que la suya hubiese sido enormemente feliz de sostener a su nieto en brazos. También podría ocurrir, que su dolor sea menos agudo al principio y el sentimiento de tristeza y dolor se mantenga por más tiempo. Es importante, como adultos observar y permitirles expresar sus sentimientos cuándo y cómo ocurran. Igual que nos debemos permitir hablar y compartirles los nuestros: hoy estoy muy triste, pues este festejo me recuerda mucho a mi madre, ella solía regalarme flores este día.

 

Queremos compartiros una experiencia que vivimos en Eleven hace unos años: En la hora de recreo nuestros estudiantes de Children´s House (3/6 años) se había familiarizado y encariñado con un gato que a menudo nos visitaba en el patio. Una mañana, un niño lo encontró muerto y avisó al resto de sus compañeros/as, tras este suceso, nuestras docentes fueron amables y honestas. Les recordó que todo tiene un ciclo de vida con un inicio y un final. Transmitió de forma natural el porqué de su muerte, explicando que su cuerpo había dejado de funcionar. Por otro lado, les dio la oportunidad de observarlo de cerca, para ayudarlos a comprender la situación y despedirse. Aquella tarde el ambiente en clase fue bastante sombrío y triste, hasta que un niño hizo una pregunta, y dio paso a tantas otras: ¿Por qué murió?, ¿Voy a morir?, ¿Por qué murió mi tío?, ¿Por qué los cuerpos dejan de funcionar?, ¿Por qué los médicos no pueden curarnos todo el tiempo?, …. El grupo aula se mostró curioso y también llegaron preguntas más metafísicas, como por ejemplo: ¿Está en el cielo?, ¿Se va a reencarnar?, ¿Existe el alma? … Para respetar la diversidad de creencias de nuestras familias, la maestra respondió diciendo: “Realmente no lo sé. Pero es una buena pregunta para plantear en familia cuando llegues a casa”. Ambas docentes permitieron hacer tantas preguntas como necesitaron para disipar cualquier temor que pudieran albergar de episodios pasados, como por ejemplo una noticia en la tv, una conversación escuchada, etc.

Cuando la conversación terminó de forma natural, invitaron a las niñas y niños a seguir con sus trabajos. Algunas niñas y niños se pusieron a trabajar de inmediato. Otros tardaron algunos minutos más sentados en la alfombra reflexionando sobre lo que apenas había escuchado en clase.

Las maestras entendieron y respetaron todos y cada uno de los comportamientos, porque esa es la belleza y la esencia de las escuelas Montessori. La educación Montessori nos ayuda a trabajar y superar nuestros prejuicios hacia el niño.

En eventos señalados en el calendario como el 1 de noviembre, día de todos los santos, suele ser alejado o poco explicado en casa. Pero seguir los rituales que rodean a la muerte nos ayuda en un futuro a procesar la pérdida, especialmente cuando llega de forma inesperada.

La muerte es un tema sencillo si se aborda de forma natural. Con total humildad, nuestras recomendaciones como equipo educativo son las siguientes:

– Si vuestras hijas e hijos os preguntan cuándo morirá o cuándo morirás, trate de no reaccionar de manera emocional.  Recuerde que solo están tratando de averiguar cómo funciona el mundo. Explique con calma que todos los seres vivos tienen un ciclo vital y que puede ser más largo o más corto. Pero que intentaremos vivir mucho tiempo.

– Si la niña o el niño os preguntan qué le sucede a las personas después de morir, ponemos empezar diciendo: “No lo sé. Pero yo creo [su sistema de creencias], pero no estoy seguro. Y tal vez tú tengas una creencia diferente cuando seas mayor”. Así estás siendo sincera/o y además estás permitiendo a la niña/o se interrogue y se escuche. También podemos investigar juntos la opinión de otras religiones que ofrecen diferentes respuestas a esa pregunta, esto ayudará a desarrollar su empatía.

– Y ya nuestra última recomendación es comunicarse lo más concretamente posible. Si dices cosas como “está en el cielo” o “ya no está aquí”, corres el riesgo de ser malinterpretado. Evita frases retóricas como “sueño eterno”, ya que podría infundir miedo a la hora de irse a dormir.

Recuerda que llega un momento en el desarrollo y el crecimiento de su hija o hijo en el que hará preguntas sobre la muerte. No hay forma de evitarlo y no es necesario tratarlo como un tema tabú. Una buena opción es contarles la verdad, puede dar lugar a algunas lágrimas o a algunas noches de insomnio. Sin embargo, una niña o niño que tiene una base sólida sobre este tema sufrirá menos, porque sus posibles miedos no irán acompañados de ansiedad por la falta de comprensión o secretismo.

Libros recomendados para leer en familia son los siguientes:

  • ¿Dónde está el abuelo?, de Mar Cortina
  • Vidas, de Bryan Mellonie y Robert Ingpen
  • La cuerda invisible, de Patrice Karst
  • Cuando mueren los dinosaurios, de Laurie Krasny Brown y Marc Brown
  • La caja de la memoria, de Joanna Rowland
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