Cómo afecta la curiosidad a nuestros cerebros
“La curiosidad es uno de los impulsos más intensos y básicos de los humanos”.
Blackwell, como muchos otros maestros, entiende que cuando un niño siente curiosidad, es más probable que se mantenga comprometido con esa tarea.
Pero… ¿Por qué? ¿Qué es exactamente la curiosidad y cómo funciona?.
Un estudio publicado en la edición de octubre de la revista Neuron sugiere que la química del cerebro cambia cuando nos volvemos curiosos, ayudándonos a aprender y retener más información.
En su artículo titulado “Cómo afecta la curiosidad a nuestros cerebros”:
“En un día cualquiera, nos encontramos con un aluvión de nueva información”, dice Charan Ranganath, un psicólogo de la Universidad de California, y uno de los investigadores detrás del estudio. “Pero incluso las personas con muy buena memoria recordarán solo una pequeña fracción de lo que sucedió hace dos días”. Ranganath tenía curiosidad por saber por qué retenemos alguna información y olvidamos otra. Entonces, él y sus colegas reunieron a 19 voluntarios y les pidió que revisaran más de 100 preguntas de Trivial. Preguntas como: “¿Qué significa el término ‘dinosaurio’?” o “¿Qué canción de los Beatles duró más en las listas?”. Los participantes calificaron cada pregunta en términos de cuán curiosos eran acerca de la respuesta.
Luego, todos revisaron las preguntas y sus respuestas, mientras los investigadores monitoreaban su actividad cerebral usando una máquina de resonancia magnética. Cuando la curiosidad de los participantes se despertó, las partes de sus cerebros que regulan el placer y la recompensa se iluminaron. Las mentes curiosas también mostraron una mayor actividad en el hipocampo, que está involucrado en la creación de recuerdos. “Hay un circuito básico en el cerebro que da energía a las personas para salir y obtener cosas que son intrínsecamente gratificantes”, explica Ranganath. Este circuito se enciende cuando algo nos gusta. También se ilumina cuando tenemos curiosidad. Cuando se activa el circuito, nuestros cerebros liberan una sustancia química llamada Dopamina que nos da una subida. “La Dopamina también parece desempeñar un papel en la mejora de las conexiones entre las células que participan en el aprendizaje”. De hecho, cuando los investigadores probaron posteriormente a los participantes sobre lo que aprendieron, aquellos que eran más curiosos recordaban más respuestas correctas.