El mundo de los adultos es un universo complejo pero muy atractivo para un niño. La certeza innata de saber que ahí tendrá que desenvolverse de mayor le hace tener un atractivo natural para ellos. Es en este punto donde los oficios encajan a la perfección, ya que son el equilibrio perfecto entre curiosidad y aprendizaje.
A partir de los dos años comienza la etapa del juego simbólico: los niños juegan imitando a sus mayores. Éstos son juegos de roles en donde interpretan el mundo que observan para comprenderlo y hacerlo propio.
Los oficios: actividades de nuestro entramado económico y social con la que los niños conviven día a día (agricultores, carpinteros, alfareros, arquitectos…)
Por otro lado, la realización de este tipo de actividades provoca que los pequeños encuentren respuesta a preguntas como ¿qué hace papá y mamá tanto tiempo en el trabajo? ¿qué es el trabajo? etc... Una vez asimilan las respuestas, el estrés y la incertidumbre que provoca el estar tanto tiempo alejado de papá y mamá por motivos laborales se disipa y hace que el niño forme parte de ese ciclo diario de forma natural.
¿Cómo es posible que un niño pueda entender algo tan complejo como los oficios?
En la naturaleza del pensamiento concreto de un niño, toda acción genera un resultado tangible. Este binomio acción-reacción, no resulta tan evidente en los empleos de hoy en día (Trabajos que en su naturaleza son principalmente intelectuales, otros que forman parte de un todo mucho más complejo, algunos cuyos resultados no se ven inmediatamente e incluso muchos no se pueden pronosticar por adelantado…) y crea en el niño una estructura mental con lagunas. Con el tiempo el pequeño puede llegar a aclarar estos conceptos, pero habitualmente ésto sucede cuando ya no tiene interés en ellos.
Los períodos sensibles en los que se basa la filosofía Montessori son espacios idóneos donde el niño tiene todas sus capacidades preparadas para adquirir ciertos conocimientos y que estos se estructuren de forma estable en su pensamiento. Basados en este principio, en Eleven School queremos unir ambas situaciones: la necesidad intrínseca del niño de comprender el mundo, con la capacidad para entenderlo.
Esto supone un reto para nosotros como pedagogos: debemos presentar un mundo laboral que luego puedan cotejar en su día a día. De esta forma sus aprendizajes serán significativos y así conseguiremos que se consoliden.
Es ahí donde la selección de “Oficios” cobra sentido: actividades de nuestro entramado económico y social con la que los niños conviven día a día (agricultores, carpinteros, alfareros, arquitectos…).
Las posibilidades que los oficios aportan son muchas, de las que podemos mencionar:
- Unir el disfrute de aprender haciendo y no memorizando
- Obtener resultados tangibles gracias al esfuerzo
- Observar la evolución de un proyecto realizado de principio a fin
- La satisfacción de comprender la sociedad de la que forman parte
Estos puntos, entre otros, harán que las actividades con oficios sean sin duda uno de los aspectos diferenciadores en nuestra propuesta pedagógica.
